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DOCUMENTO 3720. OFICIO DE BOLIVAR PARA H. VICEPRESIDENTE FRANCISCO ANTONIO ZEA, FECHADO EN MANTECAL EL 26 DE MAYO DE 1819. LE COMUNICA EL PROYECTADO VIAJE EN MARCHA HACIA CUCUTA, LAS INSTRUCCIONES QUE DEJA EN CASO DE QUE A MORlLLO SE LE OCURRA ATACAR EL BAJO APURE; LO PROPICIO DEL AMBIENTE NEOGRANADINO QUE FOMENTARÍA LAS ACTIVIDADES MILITARES Y EN LINEAS GENERALES EL PLAN A CUMPLIMIENTO DURANTE SU AUSENCIA PARA REGRESAR CON MAYORES CONTINGENTES Y NUEVOS ESTÍMULOS .*

MANTECAL , 26 de mayo de 1819. ,9°

Al Exmo. Señor Vice-Presidente, Dr. Francisco Antonio Zea.

Por fin después de las más serias meditaciones me he determinado habiendo consultado antes a los jefes del ejército, a ejecutar la más importante operación que en nuestro presente estado puede emprenderse. Mi pensamiento es marchar a Cúcuta con la mayor parte de este ejército, dejando aquí resto para la seguridad del Bajo Apure. Entretanto el señor general Santander entrará por Soatá a incorporarse con nosotros por aquella parte. La rapidez será la divisa de esta campaña. No daremos tiempo a Morillo para que nos tome la cspalda, pues para cuando él pueda emprender algo contra nosotros ya habremos vuelto sobre él con fuerzas dobles o triples de las que llevamos. La Nueva Granada se halla en el estado más propicio para ser libertada, y creemos con fundamento que lo será con poca dificultad, y entonces nuestros medios para finalizar la guerra se habrán aumentado muy considerablemente. Hace mucho tiempo que estoy meditando esta empresa y espero que sorprenderá a todos, porque nadie está preparado para oponérsele; así lo creo y es de desear.

El Bajo Apure dentro de quince días no puede ser invadido y el Oriente de Venezuela tampoco debe temer nada si se ejecuta exactamente lo que ahora ordeno.

Primero: que el señor general MARIÑO sea reclamado por el Congreso para que vuelva a ejercer sus funciones legislativas, para evitar las rivalidades que necesariamente deben trastornar nuestros negocios militares si este General tuviese que obrar de acuerdo con el señor general Bermúdez, con quien conserva antiguos celos, no menos que con V.E. mismo. De este modo cortaremos el origen del mal. Segundo: que el señor general Bermúdez tome el mando en jefe de todo el ejército de Oriente, el cual se compondrá de 3.000 hombres lo menos, a saber: 800 de Cumaná, 800 de Guayana, 800 de Barcelona y 600 de Caracas. Sus desertores deben ser reemplazados sucesivamente por dichas provincias. El ejército de Oriente debe reunirse y obrar por la parte oriental de Caracas, donde hay víveres, caballos y enemigos. Este ejército cubrirá el Oriente, pero en masa, no dejando más que pequeñas guerrillas donde sean más necesarias. Los generales Cedeño, Monagas y Zaraza deben dar sus contingentes y ponerse a las órdenes del señor General Bermúdez. El general Montilla quedará de jefe de estado mayor. Tercero: el ejército de Oriente debe amenazar constantemente al enemigo en Calabozo; pero obrando siempre con la mayor prudencia. Si los enemigos marchan como deben sobre el Occidente a buscarnos, el general Bermúdez debe obrar con rapidez, ponerse en comunicación inmediata con el Bajo Apure y tomar a los Valles de Aragua y a Caracas, si es posible. Cuarto: la división del señor general Urdaneta, siempre que arribe a las costas de Barcelona, Cumaná o el Orinoco, deberá venir al Bajo Apure con todos los elementos militares que conduzca, porque ahora más que nunca necesitamos de armas y pertrechos para levantar nuevos ejércitos. Si fuese necesario que la división Urdaneta coopere con el ejército de Oriente para alguna importantísima operación, como batir un ejército que se acerque o marchar rápidamente a Caracas, el general Urdaneta estará facultado para ejecutarlo así, sin que jamás se entienda que esta División pertenece al ejército de Oriente. Quinto: el general Urdaneta deberá venir rápidamente al Apure para obrar por esta parte, según las instrucciones que reciba a su tiempo; pero deberá enviarnos inmediatamente 1.000 fusiles, pólvora y plomo para hacer 300 o 400 mil cartuchos, por el Meta a Casanare. Estos renglones podrán aumentarse mucho más, siempre que sea posible, los cuales son de la mayor urgencia. Sexto: siempre que haya dificultades invencibles para venir el general Urdaneta al Apure con su División, nos mandará todos los elementos militares de que pueda desprenderse y él obrará con su División conforme a las circunstancias; pero si por algún incidente imprevisto o mal suceso en su expedición, hubiere perdido la mayor parte de su división el general Urdaneta, dejará las tropas donde le parezcan más necesarias, y marchará él a donde quiera que esté mi cuartel general, trayendo la mayor cantidad posible de armas y municiones, que repito las necesitamos urgentísimamente. En todos los casos expresados en este, y los dos precedentes artículos, el general Urdaneta estará autorizado para obrar conforme a las circunstancias y al mejor servicio de la República. Séptimo: de Apure irán para Angostura todas las embarcaciones que haya, luego que se sepa la llegada del señor general Urdaneta, pero será indispensable reclamarlas a tiempo. Octavo: tanto el general Bermúdez como el general Urdaneta, mientras esté en el Oriente, recibirán órdenes e instrucciones de V.E. en inteligencia que yo no podré comunicar oportunamente otras mucho tiempo y éstas sólo deben servir de regla y no de preceptos rigurosos. V.E. queda revestido de toda la autoridad militar que sea necesaria para dirigir la campaña en todo el Oriente de Venezuela, inclusive Margarita y la parte oriental de Caracas, como igualmente la marina militar de ambas aguas.

Con esta misma fecha se comunican estas instrucciones a los respectivos generales, para que las cumplan con la mayor exactitud y actividad, según lo exige el presente estado de las cosas. Como la ejecución de este plan depende en gran parte del secreto, yo lo recomiendo a V.E.

Quedando V.E. encargado del mando de la República en esa parte, yo espero que no se sentirá la falta de mi presencia; y que V.E. se esforzará, no sólo en defender y conservar el territorio libre, sino por extenderlo y cultivar nuestras relaciones exteriores, sacando de ellas todas las ventajas posibles, sobre todo para proveernos de armas y municiones, que será nuestra primera necesidad cuando hayamos ocupado algunas Provincias de la Nueva Granada.

Dios, etc.

BOLÍVAR.

* De impreso moderno, Obras Completas, tomo 1, págs. 385 - 387.

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