En la ribera Derecha del Apurito, el 28 de Marzo de 1819. 9º
Al Excmo. señor Vicepresidente del Estado.
Ayer atacamos la vanguardia del ejército enemigo, situada en el trapiche de Gamarra, en la ribera izquierda del río Apurito. Se componía esta división de 700 infantes y 200 caballos, mandada, según dicen los prisioneros, por el Brigadier Morales.
Atacarla, desalojarla e incendiar todo su campo fue una misma cosa; pero desgraciadamente no nos fue posible perseguirla, porque pasó rápidamente el Apunto en los buques menores que allí tenían al intento y porque las dificultades que oponía el terreno a nuestras tropas eran casi insuperables.
El enemigo dejó cubierto de cadáveres el campo. Nosotros hemos tenido 24 muertos, entre los cuales los Capitanes Mijares y Andraca, del Batallón de Barlovento, el Ayudante Mayor del mismo cuerpo, Perego, treinta y dos heridos y veinte dispersos.
Hoy hemos pasado el Apurito y voy a acampar en las llanuras inmediatas a la Villa de Achaguas, donde tiene su Cuartel General Morillo. De allí haremos todos nuestros esfuerzos por obligar a Morillo, o a darnos una batalla en campo raso, o retirarse del otro lado de Apure, y sólo en un caso extremo nos resolveremos a tomar al asalto la Villa de Achaguas, pues nos es demasiado preciosa la sangre de nuestros soldados para derramarla con profusión cuando por otros medios podemos obtener el mismo resultado. De todos modos podemos contar con un suceso feliz si el señor General Urdaneta obra con la actividad que espero por la espalda de Morillo.
El aviso de sus operaciones acelerará las mías, que hasta ahora han sido las más lentas, a fin de tomar el tiempo necesario para que nuestra expedición marítima logre un éxito completo, pues si antes hubiéramos alejado de aquí a los enemigos se habrían puesto al alcance de socorrer los puntos que debe haber atacado el Coronel Urdaneta. Puedo asegurar a V.E. que los enemigos por esta parte están en la impotencia de permanecer largo tiempo sin ser destruidos, pues la superioridad de nuestra caballería es tal que diariamente los molesta y los bate en detal por cuantas partes se presentan. Esta misma superioridad me persuade que el enemigo no se atreverá a abandonar los bosques de Achaguas, donde únicamente puede defenderse con ventajas.
Dios, etc.
BOLÍVAR.
* De un impreso moderno, O’Leary, "Memorias", tomo XVI, págs. 289-290.
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