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DOCUMENTO 4168 OFICIO DE BOLÍVAR PARA EL VICEPRESIDENTE DE VENEZUE­LA, FECHADO EN SAN CRISTÓBAL EL 12 DE ABRIL DE 1820, REFERENTE AL RETARDO EN RECIBIR LA CORRESPONDENCIA, A LA LENTITUD CON QUE MARCHAN LOS ASUNTOS DEL EJERCITO Y DESAPROBANDO UNA LICENCIA CONCEDIDA POR EL VICEPRESIDENTE DE COLOMBIA.*

Cuartel General en San Cristóbal, a 12 de abril de 1820.

Al Excmo. señor Vicepresidente de Venezuela.

Con diferencia de 24 horas he recibido la correspondencia que condujo el Coronel Montesdeoca y la despachada hasta 5 de marzo último. El retardo de la primera ha sido extraordinario, y para que no se repita en lo sucesivo, he prohibido que con Oficiales y mucho menos Coroneles se dirijan correspondencias oficiales. Además, llega el armamento a Guayana, hay el retar­do de doce días para despacharlo, y no sé su existencia en ese territorio hasta que me lo comunican de la Boca de Cabuyare, cuando debí saberlo desde que llegó a las del Orinoco.

El General Arismendi sufre una desgracia en Caño Colorado, y me lo comunican algunos particulares en cartas confidencia­les, sin que el Gobierno me hable una palabra. Conciba V.E. cuánto perjudica el acierto de mis cálculos y operaciones la falta de informes oportunos de todo lo que ocurre en la parte oriental de Venezuela, y de los auxilios de tropas, armas, vestua­rios, municiones, etc., con que pueda contar, y cuyo conoci­miento anticipado me pone en el caso de darle la dirección más conveniente, según el estado de la guerra, mis ventajas o las del enemigo.

Confidencialmente me informan también de esa capital que todos los negocios relativos al ejército marchan con una lenti­tud asombrosa, y lo atribuyen a dos partidos, de los cuales uno lo quiere mandar todo y el otro nada. Esto me convence cada vez más de lo que encargué tanto a V.E. al ausentarme de esa capital: es indispensable que V.E. despliegue toda la energía de su carácter para el mando, que haga respetar y obedecer sus órdenes y que sea inexorable para con los inobedientes y per­turbadores.

La licencia concedida al General Mariño por el Vicepresiden­te de Colombia, no sólo la desapruebo, sino que la veo como una inobediencia a mis mandatos. V.E. intimará inmediata­mente al General Mariño que se restituya al territorio de la República si hubiese salido de él, y que se traslade a mi Cuartel General en el término de la distancia, advirtiéndole que si no obedece esta orden será proscrito.

Dios, etc.

BOLIVAR

* De un impreso moderno, O’Leary, "Memorias", tomo XVII, pág. 121.

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