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DOCUMENTO 4749 OFICIO DE PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ PARA EL CORONEL J. BRICEÑO, FECHADO EN EL ROSARIO EL 26 DE JULIO DE 1820, EN EL CUAL LE ACLARA DE PARTE DE BOLÍVAR, SUS DIS­POSICIONES PARA INSTRUIR EN EL MANEJO DE LAS ARMAS A LOS LIBERTOS, Y SE REFIERE A ALGUNAS OTRAS NOTICIAS.*

Al señor Coronel J. Briceño.

S.E. ha sido instruido de los dos oficios de US., fechas de 20 y 21 del presente.

S.E. siente las bajas que está causando en la columna y libertos del mando de US., la peste introducida en esa Provincia. Se promete S.E. que US. habrá tomado las medidas capaces de contener y cortar el progreso del mal, principalmente después que haya recibido mi oficio de 18 del corriente. Los repetidos encarecimientos que se han hecho a US. para la disciplina o instrucción de los libertos, no exigían que se les molestase tan extraordinariamente, como dice US. en su oficio del 24 haber hecho. El trabajo continuo que se encargó a US., era más bien relativo a los instructores y a US. mismo, que a la tropa. El objeto de S.E. fue que los fusiles no estuviesen nunca desocupados, es decir, que cuando los soltase un piquete los tomase otro, y que así fuesen rodando en el día, en diferentes horas, hasta que toda la tropa recibiese su hora de instrucción. Este es el sentido y la instruc­ción de S.E. que deberá US. observar en adelante, sin que se en­tienda por esto que no deban instruirse sino una sola hora al día. Puede darse la lección dos o tres veces; lo que se quiere es que no se moleste demasiado a la tropa, que se elijan horas cómodas, y que se evite, sobre todo, el que estén mucho tiempo al sol. El manejo de armas se puede enseñar dentro de los cuarteles, y dejar las otras horas para los gkos y maniobras.

Supongo que después de mis órdenes del 18, no habrá habido más dificultades para que todos los libertos llegados a esa Provincia, se agreguen a su columna. Inste y reclame US. el cumplimiento de esta orden, que ha ido bien terminantemente expresada.

Es bien extraño que los soldados de la columna de US. no estén satisfechos con real y medio diario de ración. Cuando en este ejército no se da a la tropa lo que el reglamento detalla, se abona al soldado un real en mano, con el cual se proporciona una abundante ración, sin embargo de ser este país mucho más caro y escaso de subsistencia que ése.

Examine US. si el descontento de la tropa proviene más bien de fraudes en las distribuciones. Es imposible que ningún soldado se queje, recibiendo una ración de real y medio, ni hay en el mundo tropa que reciba más.

Dios, etc.

Rosario, julio 29 de 1820.

PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ

* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, págs. 332-333.

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