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DOCUMENTO 4708 CARTA DE BOLÍVAR PARA EL CORONEL MARIANO MONTILLA, FECHADA EN EL ROSARIO EL 21 DE JULIO DE 1820, COMUNICÁNDOLE SU PROYECTO DE ASCENDERLO A GENERAL; SE REFIERE, MOLESTO, A LA CONDUCTA DE LA LEGIÓN IRLAN­DESA Y LE DA INSTRUCCIONES REFERENTES AL MAGDALENA, SANTA MARTA Y CARTAGENA.*

El Rosario de Cúcuta, 21 de julio de 1820.

Al señor coronel Mariano Montilla.

Mi querido coronel:

Estoy tan satisfecho de la buena conducta que Vd. ha tenido en esta campaña que ya, por mí, está Vd. hecho general: voy a consultarlo a la diputación del congreso, que es quien tiene estas facultades, pues yo no soy más que el humilde siervo de los siervos del pueblo, y yo no me atrevo a traspasar mis facultades, por que no se me atribuyan miras usurpatrices. De todos modos reciba Vd. la enhorabuena.

Nada de lo que Vd. dice de la legión irlandesa lo he extrañado: todo lo temía de esos verdugos, que si no les pagan no matan, y que son como aquellas cortesanas que no se rinden sino después del cohecho. Así he visto con placer la separación de esos viles mercenarios y, por el contrario, vería con horror que deshonrasen aún nuestras filas después de los excesos cometidos en Río Hacha.

Siento infinito los males de Vd. y siento aún más no poderle complacer enviándole su relevo. Cubrimos con cuatro hombres cien mil leguas cuadradas y todavía no tenemos fábricas de generales. Sufra Vd. más y sufra hasta la muerte, que es el destino de los buenos patriotas. Permítame Vd. decirle que ningún campo conviene a Vd. tanto como el de Cartagena, donde Vd. padeció e hizo padecer a sus amigos y enemigos; ahora, pues, liberte Vd. el país que en sus manos le tocó sucumbir. Porque le amo a Vd. cordialmente y porque cordialmente estoy reconciliado con Vd., le deseo a Vd. esta gloria. Yo no puedo ir a llenar las miras de Vd., como ya lo habría hecho con anticipación, porque estoy esperando la diputación española que viene a tratar conmigo de armisticio y aun de paz. De un día a otro deben llegar aquí. Sobre todo esto vea Vd. lo que le digo al Almirante para que sirva a Vd. de regla, en inteligencia de que espero mucho de la política de Vd. con res­pecto a la plaza de Cartagena. Con esto he dicho todo y supongo que Vd. entiende lo que yo deseo que Vd. haga, tanto con los godos como con los patriotas de aquella inexpugnable ciudad.

Me lisonjeo que Vd. aumentará mucho las fuerzas de su mando con todos los hombres útiles y sobre todo con los esclavos de las provincias libres. Todas las tropas que había en Antioquia y todas las que había en Honda deben incesantemente reunirse a Vd. y pasarán de 1.000 hombres. He mandado un cuadro para un regimiento de caballería, que debe montarse volando, volando, volando.

La seguridad del Magdalena es el primer objeto de Vd.; el segundo, asegurar la ciudad de Santa Marta, y el tercero, bloquear a Cartagena. A estas tres miras debe Vd. subordinar sus operaciones y arreglarlas por el mismo orden, siempre en la misma proporción, y en la misma proporción de interés. Asimismo debe Vd. cuidar en primer lugar las tropas de la Guardia que tiene Lara; en segundo, las de Córdoba; y en tercero, las del país que son las peores, por­que son los más fáciles de desertarse. Siguiendo este orden, atenderá Vd. de preferencia al aumento y conservación de las tropas sobre toda otra cosa; segundo, a la organización administrativa de ha­cienda, y tercero, a la organización civil y política del país. Si algún faccioso llegara al territorio del mando de Vd. hágalo reembarcar para que no moleste ni embarace el curso de los negocios públicos. El Canónigo es loco y debe tratarse como tal.

Muy agradecido estoy de nuestro buen Almirante y, por lo mismo, suplico a Vd. tenga por él la mayor condescendencia y miramiento posible, pero Vd. es el responsable del cumplimiento de los encargos que con esta fecha se le confían. El es un excelente jefe, pero los hijos del país necesitan de sus paisanos para ser manejados como ellos desean serlo, y así en Vd. deposito toda mi confianza, entregando al Almirante el tridente de Neptuno y el carro de Anfitrite la Colombiana.

Anoche he recibido correo de Angostura y una carta de Tomás [1] muy seria y muy jocosa.

Tengo tanto que decir a Vd. que no sé cómo continuar; pues al mismo tiempo estoy obligado a despachar muchos correos a todas partes, y contestar muchas comunicaciones, todas interesantísimas y plausibles, pues, «Le jour de l’Amerique est á la fin venu» [2].

Adiós, mi querido coronel y amigo, mande Vd. a quien lo quiere ya de corazón.

BOLÍVAR

Corregida por fotografía del original que pertenece al señor Gonzalo Ustáriz. Las dos últimas líneas son de letra de Bolívar.

* De un impreso moderno. "Cartas del Libertador" (Fundación Le-cuna), tomo II, págs. 393-395.

Notas

[1] Debe referirse al General Tomás Montilla, hermano del general Mariano Montilla, nacidos ambos de una ilustre familia caraqueña.

[2] "El día de América al fin ha llegado".

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