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DOCUMENTO 5351 CARTA PARTICULAR DE BOLÍVAR AL EXCMO. SEÑOR GENERAL DON MIGUEL DE LA TORRE, FECHADA EN CUCUTA EL 19 DE FEBRERO DE 1821, POR LA CUAL SE REFIERE A LA INSURRECCIÓN DE MARACAIBO, LE PARTICIPA QUE LA SITUA­CIÓN DE LAS TROPAS PATRIOTAS ES HORROROSA, YA QUE SE PERJUDICA CON LA INACCIÓN Y LO INVITA A UNA NUEVA ENTREVISTA EN CARACHE.*

Cúcuta, febrero 19 de 1821.

Excelentísimo, señor General don Miguel de La Torre.

Mi estimado amigo:

Si ha sido para nosotros un objeto de deseo la ciudad de Maracaibo, ahora lo es de dolor por el compromiso en que nos ha puesto. Sin duda debe V. hacerme la justicia de creer que yo no he tenido parte alguna en la presente insurrección de esta anhelada ciudad. Jamás me habría colocado voluntariamente en un caso que, bajo de todos respectos, es extremo. ¿Cómo comprometer a un amigo respetable, como V., a tomar medidas en todo contrarias a sus sentimientos, y cómo abandonar a un pueblo ya amparado por nues­tras armas, y protegido por la ley fundamental de Colombia? Para mí, uno y otro es [un] [1] motivo de sumo sentimiento, sin añadir, el más cruel de todos [el de] [2] la sospecha de nuestra buena fe. Esté V. cierto, mi amigo, que si en el armisticio nos hubié­semos obligado expresamente a la devolución de los pasados, o por lo menos a no amparar a los que se insurreccionasen, yo habría sido el más religioso en cumplirlo. Pero en el caso presente, es muy dudoso que el Gobierno de Colombia esté obligado a devolver a Maracaibo, y sólo arbitros muy imparciales, pueden decidir la cuestión con justicia. Figúrese V. que sin causa alguna había un disgusto universal con respecto al armisticio: ¡Cuánto se aumenta­ría este disgusto si devolviésemos a Maracaibo!, pues debe V. sa­ber que todas nuestras tropas están padeciendo privaciones horro­rosas, que se hacen más insoportables en la inacción, y ésta la razón por que no hay un cuerpo de tropa que no se lamente de esta suspensión de armas que le prolonga su pena.

Créame V. mi amigo, yo soy el que más desea la paz, y por lo mismo he propuesto el único medio de prolongar nuestras relaciones amistosas: que se nos conceda el territorio que pedimos, y que se haga la igual disminución de tropas. En el nuevo armisticio podremos arreglar todas las contingencias posibles y nombraremos una comisión de que sea Presidente el Brigadier Correa para que decida todas las dificultades ocurrentes, sin que ninguna de las dos partes pueda apelar de su decisión.

Es altamente doloroso que habiendo tan buena fe de ambas partes, estén ocurriendo casos tan desagradables, que lleguen a poner­nos las armas en la mano.

Si V. quiere acercarse a la frontera, los dos podremos arreglarlo todo en Carache, y volver a tener un segundo día de Santa Ana.

El General Urdaneta me ha escrito que le ha participado a V. los sucesos de Maracaibo; pero yo no sé en qué términos lo ha hecho porque no me ha remitido la copia de sus comunicaciones. No extrañaré que haya tratado la materia con demasiado interés teniendo comprometidos allí todos sus parientes y amigos. Así yo no me refiero en nada a sus notas con V. hasta que no las haya visto.

Suplico a V. que me conteste con claridad a las cuestiones que hago en mi nota oficial, porque ellas son de suma importancia para ambos Gobiernos y yo soy de sentir, que cuanto más motivos haya para una ruptura, tanto más debemos ser circunspectos en el cumplimiento de los tratados y del derecho de gentes, porque nosotros somos el centro de una inmensa esfera de operaciones en el Nuevo Mundo; porque somos en el día el objeto de la consideración de los espíritus superiores, y porque nos debemos a nosotros mismos honor y buena fe.

Supongamos por un momento que se cometan infracciones, y faltas casuales; no debemos, ni podemos corregir éstas con nuevas faltas, con nuevas infracciones. Siendo éstos mis sentimientos, querido General, me apresuro a comunicárselos a V. para que no los desconozca, y para que siempre pueda V. juzgarme por ellos mismos.

Créame V. siempre su amigo,

[SIMÓN BOLÍVAR]

(Variante).

Cúcuta, 19 de febrero de 1821.

Al señor General D. Miguel de La Torre.

[...................................]

Si alguna vez la posesión de Maracaibo ha sido para nosotros objeto de deseo, hoy es causa de dolor, por la posición equívoca en que nos ha situado. Sin duda, Vd. me debe la justicia de creer que yo no he tenido la menor parte en la insurrección de aquel pueblo.

[...................................]

Yo pienso que cuantos más motivos haya de ruptura, tanto más circunspectos debemos ser nosotros en la observancia de los tratados y del derecho de gentes: nosotros que somos hoy el centro de una inmensa esfera de operaciones en el Nuevo Mundo y el objeto de la atención de todos los espíritus superiores. De resto, nosotros nos debemos a nosotros mismos honor y buena fe; y si se comete por desgracia una falta accidental, no debemos repararla con nuevas faltas o nuevas infracciones.

* Archivo del Libertador. O’L Vol. XVIII, primera parte, f° 83-84 vto.

Notas

[1] Testado [un].

[2] Testado [el de].

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