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DOCUMENTO 4622 CARTA DE BOLÍVAR PARA EL GENERAL SANTANDER, FECHADA EN EL ROSARIO DE CÚCUTA EL 4 DE JULIO DE 1820, DONDE COMPARTE CON EL LAS ULTIMAS NOTICIAS RECIBIDAS, ASI LAS LISONJERAS COMO LAS INCOMODAS.*

El Rosario de Cúcuta, 4 de julio de 1820,

A S.E. el General F. de P. Santander. Mi querido general:

¡Ayer fue un día feliz! Supe que Fernando VII estaba enfrenado por una constitución liberal y vi detalles sobre los sucesos de los constitucionales. Supe que los americanos continuaban dándonos su protección y ofreciéndome nuevos auxilios. Supe que habían llegado diez mil fusiles a Guayana, y que dos mil estaban ya en Guasdualito, marchando los demás con Sucre y los otros comisionados. Supe que Lara había triunfado en Chiriguaná, Córdoba en Mompox y Maza en el Banco; supe de Vd. y de los negros de Antioquia, y del batallón de Honda, que mucho me interesa en el Magdalena. También he sabido del señor Zea, como verá Vd. por su carta. También he sabido por un oficial pasado a Páez de los guías de Morillo, que este señor tiene 11.000 hombres a nuestra disposición, desde los cuarteles del Calvario hasta Bailadores; lo peor es que no es chanza y que son realmente tropas y las más veteranas y disciplinadas, pues hasta la caballería ha recibido mu­cha instrucción en todo el tiempo que ha estado reunida, mientras que el señor Páez no le ha dado la menor disciplina a la suya.

Las cosas de España ofrecen las ideas más lisonjeras; pero no así las de Inglaterra; pues nuestros comisionados se vuelven sin haber hecho nada, nada, nada. Peñalver [1] se vuelve sin un fusil y sin un vestido. Vergara [2] se queda a esperar a Zea [3], que se ha ido a Inglaterra de San Tomas, y ha dejado al congreso americano esperándolo, según avisan de Filadelfia, donde parece que nos quieren pro­teger con medidas efectivas.

Forsyth ha traído setenta mil pesos en armas y municiones, y el último dinero que había en Angostura se le ha pagado a cuenta de esta suma. Decir a Vd. que hasta Zea está pidiendo dinero para seguir su comisión, cuando se llevó todo el que había en Angostura, cuando él salió, es darle a Vd. una idea de lo que piden todos. El ministro de hacienda habla latamente sobre su ministerio. Roscio me habla largamente de todo: Vd. verá su carta de una longitud inaguantable. Mando a Vd. una carta de Zea para Vd. que abrí por equivocación. Ahí verá que el viejo Zea le echa a Vd. su andanada por la muerte de los prisioneros. A la verdad que me ha reno­vado esta idea ya olvidada. El se equivoca mucho en creer a los españoles capaces de pasarse; pero no se equivoca nada en decir que en la opinión nos ha hecho daño este negocio.

Incluyo a Vd. una carta de Revenga para que vea Vd. el interés que hemos tomado en salvar el dinero de los señores mandones; pero en vano. Hemos comprado diez mil fusiles y los cuatrocientos mil pesos han desaparecido en ellos, en ingleses, vestidos y Zea; la mitad se habrán gastado en armas y pertrechos, cincuenta mil en la expedición irlandesa, doce mil que se le dieron a Zea, veinte mil que se gastaron en vestidos para el ejército, que debía entrar en campaña, parte en la legión inglesa y así del resto. Voy a Angostura que de aquí no puede ir nada, porque apenas alcanza, para sostener 12.000 hombres que tenemos sobre las armas en Cundinamarca.

Revenga me habla de nuevo sobre la platina, sobre tabacos de Barinas, y sobre empréstito en países extranjeros; todo me parece muy bueno, como se haga; tampoco ha olvidado el asunto de las minas de Mariquita3 y ha propuesto mil proyectos sobre ellas; bien que todo en estilo pirrónico, porque él duda de todo. Estoy muy ocupado mandándole las órdenes que pide sobre estos puntos, que me parecen bien capitales.

Ayer estaba tan contento que no pude escribir a Vd., y hoy lo hago con muy poco humor, porque me suelen incomodar algunas miserias de las que pasan por Venezuela.

Cuatrocientos y pico de hombres del batallón Vargas han llegado hoy aquí y seguirán a incorporarse a Urdaneta. Este cuerpo ha perdido en la marcha 200 hombres y lo mismo sucederá con los que vengan de allá. Por la misma razón debemos aumentar un tercio más de hombres de los que debemos emplear. ¿Ha de creer Vd. que la mayor parte han sido muertos y cansados? Llego a creer que matan de hambre a nuestros soldados o que estos hombres se han vuelto de cera. Mientras tanto Morillo nos espera con sus caballos gordos y su gente descansada y acostumbrada al fusil. la diferencia no es muy favorable, de suerte que mucho me hace pen­sar la situación de los enemigos, porque sería un gran chasco nadar, nadar y al fin ahogar.

No sé por qué hoy, que tengo noticias tan buenas, me ocurren reflexiones tan tristes.

Hoy salen doscientos fusiles más para Bogotá. El oficial que trajo el dinero los llevará. Voy a mandar otros tantos a Ocaña para cubrir a Chiriguaná, que dicen que está muy goda, como toda la provincia de Santa Marta. De un extremo a otro hay partidas muy audaces para molestar, aunque tan cobardes como siempre. Media compañía de Rifles ha batido la columna enemiga.

Adiós, de corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. Simón Bolívar, "Obras Completas", tomo I, págs. 464-466.

Notas

[1] Fernando Peñalver, ilustre hijo de Píritu (Anzoátegui) 1765-1828.

[2] Vergara, José María, procer neogranadino (1792-1857).

[3] Mariquita, ciudad de Colombia (Tolima).

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