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DOCUMENTO 5291 CARTA DE BOLÍVAR AL MARISCAL DE CAMPO DON MIGUEL DE LA TORRE, FECHADA EN BOGOTÁ EL 25 DE ENERO DE 1821, POR LA CUAL LE PROPONE UN NUEVO ARMISTICIO SOBRE BASES DIFERENTES: DISMINUCIÓN DE FUERZAS, IN­DEMNIZACIONES POR LAS PERDIDAS SUFRIDAS POR LOS PA­TRIOTAS QUE SE LE COMPENSEN CON LA ENTREGA DE LOS RESTOS DE LAS PROVINCIAS DE CUMANA, MARACAIBO Y RIO HACHA.*

Bogotá, 25 de enero de 1821.

Señor general don Miguel de La Torre.

Me doy la enhorabuena, mi querido general, de que sea Vd. el jefe de mis enemigos, porque ninguno es más capaz que Vd. de hacer menos mal y mayor bien. Vd. es el que debe estancar las heridas de su nueva patria. Vd., que vino a combatirla, debe protegerla; Vd., que se ha mostrado siempre noble enemigo, será aún más noble amigo.

Celebro mucho que Vd. no haya atendido a mi demanda sobre el batallón de Barinas: tiene Vd. razón; pequeños bienes deben despreciarse por otros mayores. La confianza ha de darnos la paz. No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siem­pre ven y pocas veces piensan.

¡Con cuánto dolor, mi querido general, voy a hablar a Vd. del nuevo armisticio que debemos celebrar! Créame Vd., amigo, vamos a arruinarnos, si no adoptamos las medidas que propongo. El ejército que está en Barinas va a perecer de miseria y de males, si no lo sacamos de allí en este invierno; Vd. sabe que aquel clima destruye a los habitantes de estas provincias, y Vd. debe saber también que si los restituimos aquí, necesariamente se retiran a sus casas, y nos obligan a levantar cuerpos de reclutas, que nada val­drán para lo futuro. Sólo una disminución igual de fuerza puede hacernos tolerar el armisticio, y aun es indispensable, y útil a ambos que la hagamos.

Hay más: de Inglaterra y de Gibraltar se nos está escribiendo constantemente, por personas muy respetables, que el gobierno español no piensa más que en ganar tiempo para continuar la guerra, quiero decir, ganar tiempo para mandar nuevas tropas. Vds., de un momento a otro, pueden recibir un refuerzo de 8 o 10.000 hombres, si no se transigen las diferencias, como es muy posible, pues hasta ahora nada nos ha ofrecido, ni aun en conversación, que sere­mos reconocidos como nación, y, por el contrario, muchos nos han afirmado la oposición invencible que existe de parte del gobierno de España.

En estas circunstancias, ¿qué ventajas sacaremos nosotros del armisticio? ¿Y no debemos temerlo todo? Suponga Vd., por un momento, que Vd. y los señores comisionados logren persuadirme de que no hay motivo plausible de temor. ¿Podré yo comunicar esta misma persuasión a todos nuestros pueblos, tropas y oficiales? ¿No ven estos hombres mil desventajas en nuestra inacción? ¿No ven que en el Sur podemos obtener ventajas infinitas? ¿No ven que la costa nos destruye inútilmente? ¿No ven todas las ventajas de parte de Vds.? ¿No ven perecer las tropas de Oriente, por el hambre? ¿No ven morir las tropas de Apure por el clima, enemigo de los ingleses y granadinos? ¿No se extenúa a fuerza de sacrificios este departamento? ¿Y qué indemnizaciones nos dan Vds? En el armisticio hemos perdido territorio; Cartagena se surte de víveres; y Maracaibo gana de todo. Nuestra marina se arruina; el comercio de Vds. respira sin nuestros corsarios. Todo esto se ve, se siente y se sufre. Por lo mismo, amigo, si Vds. no nos entregan en calidad de indemnización el resto de las provincias de Cumaná, Maracaibo y Río de Hacha, yo no podré contener el clamor universal de mis compañeros de armas, y conciudadanos.

Entienda Vd., amigo, que muy pocos esperan la paz, y que los más, si sufren el armisticio, es por una ciega deferencia a lo que hace el gobierno; pero todo tiene un término, y en los gobiernos populares nada hay seguro, porque la marcha del pueblo suele ser muy varia y aun ciega.

Adiós, querido general: haga Vd. sus esfuerzos por que esos señores comisionados interpongan sus facultades en el buen éxito del nuevo armisticio, porque de otro modo, yo temo mucho por nuestra ruina o nuestra ruptura.

El congreso, por otra parte, no parece muy inclinado al armisticio, porque todos sus miembros tienen noticias directas de Europa de lo que por allá se dice respecto a la continuación de la guerra, y sólo la posesión de Maracaibo, por sus comunicaciones externas, podría hacerle más llevadero este nuevo sacrificio.

Acepte Vd., mi querido amigo, los sentimientos más cordiales de la amistad con que soy de Vd. su más afectísimo servidor.

BOLÍVAR

* Archivo del General La Torre. Copia mecanografiada en el Archivo General de la Nación. Vol. XXXV, p. 569. Tomada por el Hermano Nectario María para el Archivo General de la Nación, en el Archivo Histórico Nacional de Madrid. Debemos la copia fotostática a la atención del Dr. Mario Briceño Perozo, Director del Archivo General de la Nación y Presidente de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.

Boletín del Archivo General de la Nación Nº 209, pp. 232-233.

El original existe en el Archivo de Indias, Sevilla, Estante 130, cajón 5º legajo 16. Publicada por C.B. Figueredo, en el "Eco Venezolano", número 109, de Caracas. O.C.B. TI, Doc. 461.

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