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DOCUMENTO 956. DEL ORIGINAL. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER, FECHADA EN POTOSÍ EL 13 DE OCTUBRE DE 1825, SOBRE MOVILIZACIÓN DE FUERZAS REALISTAS AL PUERTO DE CHAGRES, DISPOSICIÓN INTERNA DE FUERZAS MILITARES Y POLÍTICAS.

Potosí, 13 de octubre de 1825.

A. S. E. EL GENERAL F. DE P. SANTANDER.

Mi querido general:

He recibido ayer, con infinita satisfacción, cinco o seis cartas de Vd., desde abril hasta julio, llenas de aquella antigua difusión con que Vd. me escribía antes, con agrado de ambos y utilidad del estado. De todo esto me he alegrado infinitamente, pues me pone Vd. al cabo de todos los negocios de Europa y de Colombia; los que a la verdad son lisonjeros, porque manifiestan que no hay grandes temores de parte de la Santa Alianza y bastante tranquilidad en nuestro interior; que, a la verdad, es una ventaja inmensa, pues, en medio de tantos asuntos, es un consuelo entregar la república a la nueva administración en un estado de tranquilidad perfecto, reconocida por los extranjeros y vence-dora de todos sus enemigos, y aun de los de sus vecinos.

Las cartas de Vd. me llegaron ayer tarde, y el correo ya estaba despachado, por lo mismo, fue necesario hacerlo detener para contestar a Vd. y dar las órdenes que fuesen consiguientes a las comunicaciones que acababa de recibir e iba a leer. Así, pues, perdóneme Vd. de que no pueda entrar en detalles sobre el inmenso laberinto de cosas de que Vd. me habla. Mientras tanto diré a Vd. que ayer recibí noticias del Istmo del general Carreño en que me da parte de haber llegado a Chagres una fragata de guerra inglesa, con la noticia de que a La Habana habían llegado 7.000 españoles convoyados de dos buques franceses que traían armas y las desembarcaron en La Habana, lo que manifiestan el gobierno francés Bonaparte con los españoles del modo alevoso que acostumbran. (*) Además añade el capitán inglés, que la expedición debía venir a Costa Firme. En consecuencia, el general Carreño le pide tropas al general Castillo, y por esta causa, he ordenado hoy mismo al general Salom que mande al Istmo 1.300 infantes y 100 caballos de las tropas que sitian el Callao, acostumbradas a un clima ardiente. También el general Carreño habrá recibido ya o estará recibiendo el batallón de Junín y el escuadrón de Granaderos con 1.600 plazas. Estas tropas pueden servirle en todo caso, pero no deben quedar en el Istmo porque morirán de fiebre siendo de climas fríos. Dígales Vd. a los intendentes del Istmo y de Cartagena, que en cualquier caso me pidan auxilios, que yo se los mandaré inmediatamente, y que aun pueden pedírselos al general Salom a Lima, que tiene orden de mandarlos.

Yo creo que lo probable es que la expedición española sólo servirá para Conservar a La Habana y Puerto Rico, y que en caso de hacer una expedición, la harán sobre Méjico pues que a nosotros nos temen porque tenemos más de 50.000 hombres veteranos que oponerles. Por otra parte, la Francia dice que quiere ser mediadora. El Portugal acaba de decidirse por la Inglaterra, y no parece temer a la Santa Alianza.

Esta Alianza está fundada sobre un sistema artificial y, por lo mismo, muy frágil y capaz de derribarse por el soplo de la opinión. En fin, mi querido general, yo no temo nada en el día, porque puedo disponer de la mayor parte de las fuerzas americanas, y porque no temo de la Europa grandes tentativas, que no se encuentren contrarrestadas por la Inglaterra. Convendría, pues, el que Vd. manifestase en la "Gaceta de Colombia" nuestra confianza y nuestros medios para oponernos a nuestros enemigos externos e internos. Tenga Vd. entendido, mi querido general, que mientras yo esté en el Sur, podré disponer de inmensas fuerzas en auxilio de toda la América, y más particularmente del Norte de Colombia, que bien los necesita ahora y siempre. Persuádase Vd. también que el día que yo me vaya para el Norte se lleva el diablo todas las naciones del Sur, y con ellas se acaba la mina de auxilios, y se aumentan las miras y atenciones cuidadosas. En una palabra, si no hay una invasión extranjera, yo creo que es muy importante mi estada por acá.

Siento mucho que nuestros diputados no hayan llegado primero que los demás al Istmo, pues los del Perú están allí desde mediados de junio. Yo creo que esa asamblea es de primera necesidad para la América, y en ella se debe tratar el importante negocio de La Habana, que, por su naturaleza y por los fines de la cuestión, merece consideraciones muy profundas. Yo no sé, pero me parece que la Francia debe intervenir en favor de la paz con América. Si pierde esta oportunidad de hacerse importante y útil, merecerá la corona de la torpeza, lo que, a la verdad no me inclino a creer que sea digna de esta mancha política.

Creo que Venezuela podría ser muy bien gobernada por Páez, con un buen secretario y buen consejero, como el general Briceño, pero ayudado de 4.000 hombres del ejército del Perú, de los cuales están en marcha, o marcharán muy pronto 3.000; que con otros 3.000, que yo puedo mandar está todo hecho, pero quiero que Vd. me los pida y mande preparar los trasportes de modo que no paren las tropas en el Istmo un día solo, porque allí perecen como he dicho mil veces. Por lo demás de las cartas de Vd. yo responderé en un pequeño folleto para el próximo correo.

En cuanto al dinero de sueldos atrasados, calculo que montarán a cien mil pesos, porque es un número redondo, que completa cualquiera cantidad más o menos; y repito que se le dé al general Briceño la suma que Vd. tenga a bien darle, y a Ibarra cinco mil pesos. Yo deseo que Briceño se vaya a Caracas a casar con mi sobrina, y para que sirva de consejero de Páez. De Escalona y de Mérida se quejan: ambos son demagogos; el primero torpe y el segundo perverso. El general Marino no sirve para intendente, y más bien sirve para comandante general, aunque el general Clemente lo haría mejor. El general Páez con Briceño lo hará perfectamente, porque Páez es temible para todos los fac-ciosos, y lo demás es secundario.

Me parece muy bien lo que Vd. me dice sobre mi venida al Alto Perú. Esta nueva república, necesita de mi por diez o doce meses para fundarla.

Yo no haré nada en los negocios del Brasil mientras el horizonte no se despeje enteramente, mientras tanto la Inglaterra mediará y arreglará todo.

Los dos millones de pesos que Vd. desea para el año 26 en Londres, me parece difícil obtenerlos, a causa de ser demasiado pronto: primero, porque no están arregladas las cuentas; y segundo, porque no hay tiempo para nada, ni aun en un estado ordinario de cosas. Creo que Vd. me habló antes para el año 27 y aun para entonces no (**) es muy fácil. En fin, yo escribiré al gobierno y a Armero para que de acuerdo con Heres arregle, si no el todo, al menos una parte de este negocio, luego que se reúna el congreso en febrero, pues no es decente que yo sea parte y juez en un negocio de interés, ni tampoco es conciencia. Soy de Vd., mi querido general, por ahora de todo corazón.

Bolívar.

(*) Así está en el original.

(**) El origina] dice "nos es muy fácil".

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