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DOCUMENTO 949. DE UNA COPIA DE LETRA DE O’LEARY. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL MARIANO MONTILLA, FECHADA EN ORURO EL 26 SEPTIEMBRE DE 1825, SOBRE SU REINCORPORACIÓN A LAS FUNCIONES DEL ESTADO Y EL TRASLADO DEL EJERCITO VENCEDOR DE AYACUCHO.

Oruro, 26 de septiembre de 1825.

(AL SEÑOR GENERAL MARIANO MONTILLA).

Mi querido general:

He leído con mucho gusto la apreciada de Vd., que hace días recibí, desde Cartagena, dándome parte de su vuelta a ese departamento y de su mansión en Caracas. De todo me he alegrado infinito, porque veo que Vd. se ha desengañado de su antigua manía de dejar el gobierno por descansar como labrador y simple ciudadano. Amigo, es preciso trabajar hasta la muerte. Así lo piensan también nuestros conciudadanos y, por lo mismo, parece que lo han querido nombrar de presidente o vicepresidente y, aunque ese destino requiere mucha pena y salud, bien podrá Vd. desempeñarlo si tiene la suerte de obtenerlo, no obstante que es bien difícil en circunstancias de estar yo de primer magistrado y ser mi patria Venezuela, pues no parece posible que al salir un venezolano entre otro; y si me reeligen, deben naturalmente reelegir igualmente al general Santander, porque lo ha hecho muy bien y porque es granadino. De todos modos es muy glorioso para Vd. el que hayan pensado sus conciudadanos en nombrarlo para suceder a una administración que ha sido admirable, pues el general Santander ha aclimatado en nuestro país el raro árbol de la libertad, que sólo se ha dado hasta ahora en los helados países del Norte. Yo conozco que éste es un prodigio que la historia debe admirar.

Los papeles públicos habrán informado a Vd. de los brillantes sucesos que han coronado nuestros servicios en el Perú, y de las pródigas recompensas de estas repúblicas libertadas en Ayacucho. Ya me tiene Vd. comprometido a defender a Bolivia hasta la muerte como a una segunda Colombia; de la primera soy padre, de la segunda soy hijo; así mi derecha estará en las bocas del Orinoco y mi izquierda llegará hasta las márgenes del Río de la Plata, mil leguas alcanzarán mis brazos, pero mi corazón se hallará siempre en Caracas: allí recibí la vida; allí debo rendirla; y mis caraqueños serán siempre mis primeros compatriotas. Este sentimiento no me abandonará sino después de la muerte.

Hoy mismo escribo al general Soublette diciéndole: "ya Vd. sabrá oficialmente que mando 3.000 hombres para Venezuela, tropa capaz de sostener nuestro país en el mejor orden posible, y el año que viene irán 7 u 8.000 más a mis inmediatas órdenes. Yo ofrezco a Colombia mantenerla en paz doméstica con el ejército vencedor en Ayacucho. Es el mejor ejército del mundo, mi querido Soublette, pero es necesario que no lo hagan Vds. perecer en Panamá por falta de buques, y órdenes en Cartagena. Si no se ordena al intendente del Magdalena que tenga a las órdenes del intendente de Panamá los buques que le pida, provistos de aguadas y de víveres, para conducir las tropas que yo mande al Norte de Colombia, todo nuestro ejército va a perecer en el Istmo. Vd. crea, mi querido general, que la vida de los departamentos de la costa depende del ejército del Perú. Por lo mismo mándense órdenes amplias y absolutas a Cartagena y a Panamá para que manden prontísimamente los buques y auxilios que se le pidan para conducir estas tropas a Cartagena, Maracaibo y Caracas; pero sin ahorrar sacrificios y sin esperar por órdenes del gobierno supremo residente en Bogotá. De otro modo todo se pierde y para siempre jamás. Tenga Vd. entendido que siendo estas tropas todas serranas de climas helados deben ser colocadas en el orden siguiente: las que van a Cartagena deben aclimatarse en Turbaco, las de Maracaibo en Mérida, y las de Caracas en el alto de San Pedro, Macarao, San Antonio, la Cumbre y Los Teques". Mi querido general, ruego a Vd. encarecidamente que tome sobre sí la responsabilidad de mandar al Istmo todo lo que le pidan para conducir estas tropas a Cartagena y Venezuela, aunque pierda Vd. su empleo por haberse excedido en las órdenes del gobierno. Yo ofrezco repararle con usura este injusto sacrificio si lo sufre, como no es de esperarse. Además yo tengo un millón de pesos para beneficiar a Colombia y con él podré pagar todos los gastos que el gobierno no apruebe.

Reciba Vd. los sentimientos de mi sincera amistad.

BOLÍVAR.

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