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DOCUMENTO 9290 OFICIO DE JOSÉ GABRIEL PÉREZ PARA EL INTENDENTE DE GUAYAQUIL, FECHADO EN TRUJILLO EL 8 DE ABRIL DE 1824. LE COMUNICA QUE EL LIBERTADOR LE RECRIMINA EL DESCUIDO SUFRIDO POR LAS TROPAS DE COLOMBIA, LO QUE PROVOCÓ BAJAS Y ENFERMEDADES EN LA EXPEDICIÓN CONDUCIDA POR EL GENERAL CÓRDOBA. LE DA INSTRUCCIONES PARA EL CUIDADO DE LA TROPA.*

Cuartel General en Trujillo a 8 de abril de 1824.

Al señor Intendente de Guayaquil.

S. E. el Libertador está enterado de las causas que han producido la terrible mortandad en la última expedición que condujo el general Córdoba.

Sabe que las tropas y los reclutas han estado depositados mucho tiempo antes de dar la vela en el río a bordo de buques mercantes sufriendo toda la lluvia sobre cubierta: los que se le pusieron fueron casi todos de malísima calidad, viejos, todos salados y aún podridos.que estos mismos víveres de tan mala condición eran muy escasos y apenas suficientes para 15 días, de modo que a fuerza de economía y de privaciones pudieron alcanzar para 25 días.

Si las sucesivas expedicio­nes son tan felices como las que condujo el general Córdoba, valdría más no hacer tantos sacrificios para perderlos inútilmente y no estar despoblando a Colombia para que perezcan, o en la navegación por las faltas que he dicho antes, o en el río en los pontones en que los apiñan para que estén 15 ó 20 días antes de salir al sol y al agua.

Los fusiles han venido casi inútiles, porque a nadie le ha ocurrido jamás mandarlos a granel en un buque como quien embarca cacao y en tal desorden que no se sabía ni el buque en que venían.

S. E. ruega y encarga a V. S. que en lo sucesivo se tenga mucho cuidado con la salud de la tropa y los reclutas no exponiéndolos a las lluvias al raso, abrigándolos bien, alimentándolos lo mejor posible y no dejándolos a veces sin rancho hasta las seis de la tarde, a cuya hora muchas veces se han desayunado. S. E.

Previene que cuando se envíen expediciones se pongan víveres de excelente calidad y cuanta parte sea posible en víveres frescos, para no destruir las expediciones, que la policía de los buques sea la más escrupulosa para que se conserve en ellos la salubridad y no muera la tropa: que tanto los vestuarios que vengan enfardelados, vengan perfectamente acomodados y en bultos pequeños para que no se mojen y puedan desembarcarse con facilidad: que los fusiles sobrantes, vengan bien empaquetados y las municiones muy bien acondicionadas y colocadas de modo que no puedan desmejorarse en la navegación: que se ponga sean por lo menos para 35 días. De otro modo repite el Libertador, que no se hacen sino esfuerzos inútiles para perderlos infructuosamente.

Dios guarde &.

[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]

* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, Sección O’Leary, Torno 36, folio 243 y Vto. También en: Archivo del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, Tomo VI, folio 17 y Vto.

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