Cuartel General de Casacoima, 22 de Julio de 1817.
Señor General de Brigada Carlos Soublette, Sub-jefe de Estado Mayor General, o al Comandante de la línea contra Guayana [1]].
Señor General:
Un prisionero que ha tomado el capitán Carvajal [2]] en uno de los conucos que están en la parte de abajo de esas fortalezas [3]], me informa que todos los preparativos del enemigo son para ejecutar mañana el ataque; que tres o cuatrocientos hombres de infantería vienen destinados a ejecutar un desembarco para apoderarse del ganado que hemos traído aquí y que han visto ellos pasar.
Para asegurar más el suceso, caso que tenga lugar esta operación, redoblará su vigilancia a fin de observar los movimientos enemigos esta noche, y personalmente los que hagan al amanecer. Si en efecto la escuadra se diere a la vela con esta dirección hará Vd. [4]] venir volando los cien hombres que haya mejor montados en esa línea procurando que vengan más bien de más que de menos, y que sean los mejores soldados. En esta misma noche se escojerán los que deban ser, de modo que al moverse el enemigo marchen sin detención. Vd. les dará las instrucciones y prevenciones necesarias para que lleguen directamente a nuestro campo, y no se confundan con el que pueda haber elegido el enemigo, si está ya en tierra a la llegada de ellos.
Los fusiles que haya sobrantes en la línea y todo lo que sea embarazoso para ejecutar una marcha rápida, a la hora que se les mande, los hará Vd. trasladar a San Félix [5]] a la mayor brevedad.
Yo espero que Vd. velará sobre el enemigo y me participará volando, volando las novedades que ocurran.
Dios guarde a Vd. muchos años.
BOLÍVAR.
P.D. Los cien hombres de caballería traerán 30 fusiles buenos de los sobrantes que hay. Se necesitan urgentemente para armar igual número de infantes que están sin armas aquí. Por consiguiente los traerán junto con sus lanzas. Vale.
* De un impreso moderno. El texto de este documento se reproduce de la publicación hecha por Joaquín Quijano Mantilla en el diario “El Tiempo”, de Bogotá, de 7 de enero de 1931. La Comisión Editora, que no ha podido examinar el original, agradece la fotocopia del citado periódico a fray Alberto Lee López.