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DOCUMENTO 110. INSTRUCCIONES DADAS POR EL LIBERTADOR PARA LA EDUCACIÓN DE SU SOBRINO FERNANDO BOLÍVAR.*

Método que se debe seguir en la educación de mi sobrino Fernando Bolívar.

La educación de los niños debe ser siempre adecuada a su edad, inclinaciones, genio, y temperamento.

Teniendo mi sobrino más de doce años, deberá aplicársele a aprender los idiomas modernos, sin descuidar el suyo.

Los idiomas muertos deben estudiarse después de poseer los vivos.

La geografía y cosmografía debe ser de los primeros conoci­mientos que haya de adquirir un joven.

La historia, a semejanza de los idiomas, debe principiarse a aprender por la contemporánea, para ir remontando por grados hasta llegar a los tiempos oscuros de la fábula.

Jamás es demasiado temprano para el conocimiento de las cien­cias exactas, porque ellas nos enseñan el análisis en todo, pasando de lo conocido a lo desconocido, y por ese medio aprendemos a pensar y raciocinar con lógica.

Mas debe tenerse presente la capacidad del alumno para el cálculo, pues no todos son igualmente aptos para las matemáticas.

Generalmente todos pueden aprender la geometría y compren­derla; pero no sucede lo mismo con el álgebra y el cálculo integral y diferencial.

La memoria demasiado pronta, siempre es una facultad bri­llante; pero redunda en detrimento de la comprensión; así es que el niño que demuestra demasiada facilidad para retener sus leccio­nes de memoria, deberá enseñársele aquellas cosas que lo obliguen a meditar, como resolver problemas y poner ecuaciones; viceversa, a los lentos de retentiva, deberá enseñárseles a aprender de memo­ria y a recitar las composiciones escogidas de los grandes poetas; tanto la memoria como el cálculo, están sujetos a fortalecerse por el ejercicio.

La memoria debe ejercitarse cuanto sea posible; pero jamás fatigarla hasta debilitarla.

La estadística es un estudio necesario en los tiempos que atra­vesamos, y deseo que la aprenda mi sobrino.

Con preferencia se le instruirá en la mecánica y ciencia del ingeniero civil, pero no contra su voluntad, si no tiene inclinación a esos estudios.

La música no es preciso que la aprenda, sino en el caso que tenga pasión por este arte; pero sí debe poseer aunque sean rudi­mentos del dibujo lineal, de la astronomía, química y botánica, profundizando más o menos en esas ciencias según su inclinación o gusto por alguna de ellas.

La enseñanza de las buenas costumbres o hábitos sociales es tan esencial como la instrucción; por eso debe tenerse especial cui­dado en que aprenda en las carta de lord Chesterfield [1] a su hijo, los principios y modales de un caballero.

La moral en máximas religiosas y en la práctica conservadora de la salud y de la vida, es una enseñanza que ningún maestro puede descuidar.

El derecho romano, como base de la legislación universal, debe estudiarlo. Siendo muy difícil apreciar donde termina el arte y principia la ciencia, si su inclinación lo decide a aprender algún arte u ofi­cio yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos y abo­gados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores que son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar.

El baile, que es la poesía del movimiento y que da la gracia y la soltura a la persona, a la vez que es un ejercicio higiénico en climas templados, deberá practicarlo si es de su gusto.

Sobre todo, recomiendo a usted inspirarle el gusto por la socie­dad culta donde el bello sexo ejerce su benéfico influjo; y ese respeto a los hombres de edad, saber y posición social, que hace a la juventud encantadora, asociándola a las esperanzas del por­venir.

* Del texto dado en “La Opinión Nacional”, Caracas, 24 de julio de 1883, reproducido por el Dr. Lecuna “Simón Bolívar, Obras Completas”, II, pp. 1295-1297), definiéndolo como "Memorial de las indicaciones que hiciera Bolívar al director de un colegio en Norteamérica, donde se educaba su sobrino Fernando", quien había nacido en Caracas el año de 1810. El mismo explica (“Boletín de la Academia Nacional de la Historia”, N° 100, Caracas, enero-marzo de 1943): "Nací cuando había transcurrido la décima parte del siglo XIX… ” Era hijo natural de Juan Vicente Bolívar Palacios, hermano del Libertador, y de Josefa María Tinoco. Fernando quedó huérfano de padre en 1811, al fallecer éste en el viaje de regreso de Estados Unidos a Venezuela. La educación de Fernando fue constante preocupación de su tío Simón, quien lo envió en 1822 a estudiar en Estados Unidos. Dice Fernando que tenía entonces 12 años y que el General Carlos Soublette fue comisionado para que se ocupase del viaje. Parece lógico que la decisión de enviarlo a estudiar a los Estados Unidos haya sido tomada por Bolívar en Caracas, después de la victoria de Carabobo, en 1821. Interesa la precisión de estos datos para fechar el escrito de Bolívar, pues en él, consta que Fernando tenía "más de doce años". Por tanto, hay que pensar que ha de haberse escrito a fines de 1821 o en 1822. La inserción en “La Opinión Nacional” termina con una indicación de fecha, que ya fue desechada por el Dr. Lecuna: "Pueblo de la Magdalena, cerca de Lima, año de 1825". La misma imprecisión de la data, indica que no había mayor seguridad sobre el tiempo de su redacción. Lo colocamos aquí, con la expresa reserva de que puede haber sido escrito en años posteriores.

Notas

[1] Philip Dormer Stanhope, conde de Chesterfield (1694-1773), polí­tico y estadista británico, es autor de “Letters to his Son” (1774), famosas en la literatura universal.

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