Angostura, 5 de setiembre de 1818.
Al Gobernador Comandante General Interino.
Libertada [1] la Provincia de Guayana [2] por las armas de Venezuela e incorporada como parte integrante [3] al territorio de la República por decreto de 15 de octubre de 1817 [4], han sido anuladas las leyes [5] de la Monarquía Española que se oponen a [6] los principios liberales que son la base de nuestra Constitución, participando desde entonces el pueblo de Guayana de los [7] bienes de la libertad civil.
En el [8] régimen español [9] el espíritu de monopolio y opresión de su Gobierno [10] había [11] condenado el extensísimo y rico Departamento del otro lado del Caroní [12] a ser gobernado monásticamente [13] sólo por los [14] Capuchinos, y a [15] no ser [16] habitado, cultivado, ni aun visitado, sino por aquéllos [17] [y] [18] los naturales [19]. Este régimen, contrario a la prosperidad, población y cultivo de la más bella parte de esta Provincia, la ha tenido ignorada, desierta y escondida. Los naturales no han podido [20] comunicar siquiera con los otros guayaneses, sus paisanos, ni gozar [21] de las ventajas que producen el tráfico y comunicación recíproca con sus vecinos. Separados de la sociedad, ellos y su territorio eran la propiedad de los Capuchinos, y el río Caroní era una barrera insuperable para el que no era fraile. El habitante [22] del fértil Departamento del Caroní [23] nacía pobre y esclavo, y estaba condenado a morir en la misma situación.
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* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, vol. 103, fol. 51. Escrito de letra de Jacinto Martel. Es probable que el destinatario sea el General de Brigada Tomás Montilla. Para las características del cuaderno copiador véase la nota principal del documento n° 2.870 en el volumen XIII.