Al señor Coronel Figueredo.
Aunque con esta misma fecha he prevenido a US. que se moviera en el acto que recibiera dicha orden, con toda la caballería que está apostada en ese lugar, por la vía de Niquitao con dirección a la Mesa; ahora, mejor informado, le prevengo que marche inmediatamente por la Loma de las Guayabitas, potrero de Briceño a salir al Río de Agua Clara, y de allí se dirigirá al pueblo de San Lázaro, y de allí a Sabana Larga, que sólo dista de esta ciudad cuatro leguas o cinco, como quien va a Valera. US. tomará por práctico al Teniente de milicias de caballería Fernando Briceño, que conoce perfectamente todos estos caminos. US. marchará hasta dicha Sabana Larga y hará alto y sabrá de cierto si este ejército se ha movido hacia allá o aún está en esta ciudad, según los movimientos del enemigo. US. no dejará por su espalda ni un soldado de caballería de su cuerpo; se llevará también todas las milicias de infantería y caballería, todos los hombres útiles para las armas, todos los caballos, mulas, transportes, reses y cuanto sea útil; y finalmente, toda la caballería marchará a pie para que las bestias no se molesten ni estropeen.
US. no perderá un solo instante para ejecutar su marcha: y si supiese cuando llegue a Sabana Larga que yo estoy aún en esta ciudad, o en cualquiera otra, me dará parte volando, volando.
Dios, etc.
Trujillo, noviembre 12 de 1820.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, pág. 555.