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DOCUMENTO 5140. OFICIO DE BOLÍVAR PARA EL CORONEL PLAZA Y EL GENERAL SUCRE, FECHADO EN TRUJILLO EL 9 DE NOVIEMBRE DE 1820, EN EL CUAL LES PARTICIPA HABERLOS NOMBRADO PARA IR A RECIBIR A LOS COMISIONADOS ESPAÑOLES Y LES IMPARTE INSTRUCCIONES PARA EL CASO.*

A los señores Coronel Plaza y General Sucre.

Señores:

Para abreviar la conclusión del armisticio que ha propuesto al Gobierno el Jefe del ejército español, he tenido a bien nombrar a USS. para que vayan al encuentro de los señores Comisionados que vienen dirigidos a mi Cuartel General, con aquel objeto, a poner en sus manos Ja adjunta comunicación.

He instruido a USS. de las explicaciones que deben dar a los señores Comisionados, para que aquéllos pidan al Gobierno su comitente, poderes amplios y suficientes a la pronta conclusión del tratado, si acaso no fuesen bastantes los que hubiesen recibido.

Los reparos que quizá pueden oponerse a la negociación serán las cesiones de Santa Marta, Río Hacha y Maracaibo, y tal vez la ocupación de la Provincia de Harinas y territorio de Guanare, por nuestras armas.

La cesión de la Costa, no debe ser un obstáculo efectivo a la conclusión del armisticio. Más de 4.000 hombres la ocupan y no parece probable resistirles. Existen aquí los documentos más irrevocables de este asunto. Si no se accede a esta cesión, las hostilida­des quedarán abiertas por aquella parte, y yo exijo además en re­compensa de esta negativa la continuación de las hostilidades por Quito, donde nada puede detenernos. Es decir, que por defender una costa, y que quizá ocupada ya por nuestras armas, perderá el Gobierno español el Reino de Quito.

La Provincia de Barinas está completamente en nuestro poder, o evacuada por las tropas españolas. La Portuguesa es su límite natural; por consiguiente nada pierde el Gobierno español en el abandono de un país ya desocupado y que no se puede defender en la actual situación militar; mas si se rehusa este artículo del armisticio, yo exigiré en recompensa, y por una necesidad absoluta, la continuación de hostilidades con el ejército situado en Trujillo.

De donde se deduce que el armisticio vendría a ser insignificante y aun nulo. Es imposible dejar de obrar sobre la costa en un país mortífero, con tropas ya destinadas a la ocupación de aquellas ciudades, y cuya inacción sería para ellas más cruel que la guerra. Tampoco es posible mantener el ejército en inacción por una parte, sin tener abiertas las comunicaciones, para la introducción a mi Cuartel General de municiones de boca y de guerra; solamente tras de la Portuguesa se pueden conservar estas comunicaciones pacíficas, breves y seguras.

Protesten USS. a los señores Comisionados que las indemnizaciones son tan justas y equitativas, como nuestras pretensiones legí­timas y moderadas: que nuestra sinceridad y buena fe en procurar la paz y amistad con el Gobierno y con el pueblo español, es igual a la resolución de llevar nuestras armas libertadoras a todo el Nuevo Mundo, si desatendiendo nuestras solicitudes, fuere for­zado el pueblo de Colombia a buscar nuevas victorias, su emanci­pación y tranquilidad.

Dios, etc.

Trujillo, 9 de noviembre de 1820.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, págs. 546-547.

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