Al señor Coronel Reyes Vargas.
Un oficial español que conducía una carta vil y seductora para US., del Jefe español Tello, ha caído en poder del Coronel Galea, que lo ha remitido a S.E. el Libertador. La carta que es un documento tan ruin como mentiroso, está en poder de S.E., y no remite una copia de ella por no irritar los sentimientos de US., con el poco honor y dignidad que aquel Jefe le considera.
Los medios tan bajos que emplea, son propios de la conducta del ejército español. Juzgando que la resolución de US. de servir a la patria, pudiera retractarse inspirándole timidez, le asegura como una manifestación sincera de su amistad, que el llano está perdido y reocupado por Calzada; que el Ejército Libertador será destruido en muy poco, y otras ridiculeces de esta especie; cuando el mismo Tello sabe que batido Calzada por tres veces, ha quedado reducido a una insignificancia absoluta, y cuando él mismo ha ejecutado una retirada que justifica la impotencia de los enemigos. El Ejército Libertador no pudo ser destruido, cuando el territorio de donde sacaba sus recursos era pequeño y pobre: cuando Morillo tenía las facultades regias y la opinión de Venezuela. Ahora que poseemos un territorio inmenso, ricas Provincias, un ejército formidable, el corazón de los hombres, el amor de los pueblos, y cuando los españoles no esperan auxilios sino del infierno, que únicamente puede proteger su causa a otros, ¿se atreve algún Comandante a asegurar como infalible nuestra destrucción? Es el término de !a impudencia y de la poca dignidad de un Jefe español a su palabra.
Dios, etc.
Trujillo, octubre 30 de 1820.
[PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ]
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, págs. 522-523.
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