Cuzco, 9 de julio de 1825.
Al General Tomás de Heres.
Mí querido general:
He recibido la apreciable carta de Ud. de 22 de junio con mucha sorpresa, y sin ella. Con sorpresa y desagrado, porque me oculta Ud. los motivos que ha tenido para su renuncia, y sin ella; porque todo aconsejaba esta medida. De todos modos, yo me alegro infinito de que Ud. se haya retirado anticipadamente para que mi resolución no pueda perjudicarle en la menor cosa. Así verá el público lo injusto que era con Ud. suponiéndole miras en el gobierno; así verá el público que los colombianos nada quieren en el gobierno del Perú.
Sobre la marcha de Ud. a Chile, diré francamente que no le conviene de modo alguno, porque no lo van a considerar a Ud. como un agente de Colombia, sino como un espía mío. Por lo mismo, yo aconsejaría a Ud. que le escribiera al general Santander; diciéndole el estado de las cosas; y que si quería darle alguna comisión, fuese más bien donde yo estuviese, pues Ud. conmigo es siempre más útil a Colombia y considerado por lo mismo como debe ser.
Para persuadir mejor al general Santander podría Ud. mandar esta carta original. Mientras que viene la resolución del Vicepresidente, podría Ud. quedarse en Lima restableciendo su arruinada salud, y sirviendo de consejero y amigo del general Salom con respecto al Consejo de Gobierno. El general Salom no conoce los negocios del Perú, y por lo mismo necesita de un hombre diestro que lo conduzca en medio de su laberinto, a fin de que no vaya a tener algún desagrado con esos señores; pues mi mayor anhelo es; que los colombianos salgan del Perú inmaculados.
No sé qué decir a Ud. sobre la publicación que se ha hecho de los documentos sobre la federación. Por mi parte, no tengo nada que tachar, pues las supresiones han sido buenas, mas no sé si será lo mismo con respecto a otros gobiernos. Creo que el gobierno de Colombia puede llevar a mal el que se haya publicado la invitación hecha a los Estados Unidos sin saber su resultado. Los negocios políticos son infinitamente delicados; por otra parte, la Inglaterra debe ver con mal ojo la tal invitación.
Tenga Ud. la bondad de manifestarle al presidente Unanue mi complacencia por toda su administración; conserve Ud. con él una amistad de que participamos ambos, Ud. y yo. Yo amo mucho a ese anciano caballero, y no creo que jamás me hará arrepentir de mis sentimientos. Háblele Ud. siempre de mis intenciones y de mis ideas a fin de que no las olvide.
A fines de diciembre o fines de enero iré por allá a terminar mi gobierno peruano y a dar cuenta del Alto Perú y de los departamentos del Sur. Feliz yo si dejo reconocido el gobierno peruano; reunido un congreso americano, nombrado su gobierno constitucional; el país libre; el general La Mar a la cabeza de los negocios; la anarquía destruida y la Constitución reformada por los legítimos representantes de la nación.
Remito a Ud. unos ejemplares de El Sol del Cuzco que contienen algunos artículos sobre las calumnias de El Nacional y El Argos de Buenos Aires. Haga Ud. que el aviso oficial del secretario general se reimprima en La Gaceta de Gobierno, pero no las observaciones que subsiguen.
En la gaceta de hoy, es decir, en El Sol, verá Ud. un decreto del Congreso de Buenos Aires, previniendo al Poder Ejecutivo nombre una comisión que venga a felicitarme por la libertad del Alto Perú, y por haberlo mantenido en orden y preservándolo de la anarquía. Yo temo mucho que este decreto no sea verdadero; porque ya el general Sucre debía haberlo recibido, o hubiera ya aparecido en las gacetas de Buenos Aires. Yo lo he recibido por conducto de O’Leary, a quien se lo remitió el general Miller desde Potosí manuscrito.
Después de escrito esto he visto un pasaje de El Sol escrito por un oficial del Estado Mayor, hombre instruido, que fue diputado en las cortes de España, que va a ser mal interpretado por esos señores de Buenos Aires. Sobre este particular bueno sería dar un artículo en la Gaceta de Gobierno combatiendo a El Sol a nombre de un colombiano; diciendo que los colombianos no quieren estar más tiempo sin mí; y que los señores argentinos [1] se pueden componer como quieran sin mí, puesto que son tan ingratos, y que el Libertador no debe meterse en nada tocante al Río de la Plata. Haga Ud. que el general Salom dé el artículo para que lo firme un oficial como Alzurú, que habla, escribe y pelea. El artículo debe comenzar recapitulando todas las injurias que han hecho a la división de Colombia llamándola montonera como lo han dicho en Buenos Aires; y después todas las que me han hecho a mí. Después de todo esto debe caer sobre El Sol diciendo que ahora pretende este papel que el Libertador se vaya a meter de mediador entre los congresos de Chuquisaca y Buenos Aires [2] para privarlo así a su país, que está clamando por él; y que las tropas de Colombia no pueden vivir sin él, y sobre todo esto debe extenderse en amores y requiebros. El tal artículo necesita de subsanarse para que no crean los argentinos que yo me quiero meter con ellos para nada. El artículo debe decir todo, pero con moderación y gracia, a fin de que pueda entrar en la Gaceta como remitido de un colombiano.
Dígale Ud. al Presidente, que si le parece puede nombrar al general Necochea de inspector, pues yo lo amo mucho, y deseo que tenga un destino conforme a su mérito y un sueldo a su grado, pues el que goza ahora es ínfimo.
Soy de Ud. de corazón.
[BOLÍVAR]
Adición: Dígale Ud. al general Salom, que todo está bueno en su ejército, de que estoy contento, menos el que conserve a Valero, porque el que hace una vez un escándalo debe ser castigado para que no lo siga otro.
* De una copia. Archivo del Libertador, Sección Archivo Nacional y otras fuentes, tomo 46, folios 55 recto-56 recto.
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